1. El analfabetismo.
En El Salvador la tasa de analfabetismo es del 16% para las personas mayores de 15 años, según las cifras oficiales.
La siguiente es una historia real, una pequeña muestra de lo que vive una gran parte de nuestra población…
A los doce años don Israel asistió al primer grado, pero no pudo continuar por las obligaciones en el hogar. No puede leer, ni escribir, sólo firmar, con ello la puerta al mundo de las letras está cerrada para su cansado rostro moreno.
Es el segundo de doce hijos. Vive en las faldas del cerro San Jacinto, en el cantón Buena Vista, y a pesar de que muchos subían para alfabetizar a la población de la zona, él nunca pudo incorporarse a los grupos educativos, porque tenía que trabajar en la finca: cortando café o chapodando los árboles.
Ahora a sus 36 años sigue sin acceder al derecho a la educación. El artículo 56 de la Constitución salvadoreña dice: “Todos los habitantes de la República tienen el derecho y el deber de recibir educación parvularia y básica que los capacite para desempeñarse como ciudadanos útiles”.
De 2010 a 2014 se pretende que la tasa de analfabetismo llegue del 17 al 3,4%, algo importante porque supone que la sociedad de nuestro país aprenda cuanto menos a leer, escribir y pueda aprender los aspectos culturales básicos, que es lo mínimo que toda persona debe conocer.
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En El Salvador la tasa de analfabetismo es del 16% para las personas mayores de 15 años, según las cifras oficiales.
La siguiente es una historia real, una pequeña muestra de lo que vive una gran parte de nuestra población…
A los doce años don Israel asistió al primer grado, pero no pudo continuar por las obligaciones en el hogar. No puede leer, ni escribir, sólo firmar, con ello la puerta al mundo de las letras está cerrada para su cansado rostro moreno.
Es el segundo de doce hijos. Vive en las faldas del cerro San Jacinto, en el cantón Buena Vista, y a pesar de que muchos subían para alfabetizar a la población de la zona, él nunca pudo incorporarse a los grupos educativos, porque tenía que trabajar en la finca: cortando café o chapodando los árboles.
Ahora a sus 36 años sigue sin acceder al derecho a la educación. El artículo 56 de la Constitución salvadoreña dice: “Todos los habitantes de la República tienen el derecho y el deber de recibir educación parvularia y básica que los capacite para desempeñarse como ciudadanos útiles”.
De 2010 a 2014 se pretende que la tasa de analfabetismo llegue del 17 al 3,4%, algo importante porque supone que la sociedad de nuestro país aprenda cuanto menos a leer, escribir y pueda aprender los aspectos culturales básicos, que es lo mínimo que toda persona debe conocer.
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